domingo, 21 de agosto de 2011

Poesía y literatura no son la misma cosa, por Ramón García Mateos

Poesía y literatura no son la misma cosa:


el origen de la poesía no está en la letra escrita —salvemos el pleonasmo— sino en la palabra oral, viva y de repente, que se pierde en el tiempo, en la palabra sagrada, rito y conjuro, que descubre el mundo y lo crea y lo transforma


la poesía no es heredera de la vida, la poesía es la misma vida que bulle en el corazón de las palabras, palabras que son la vida misma, el corazón de un hombre: una palabra


no escribimos el poema —barro y materia—, es el poema quien nos escribe, nos informa, nos construye: razón y conocimiento, pasión e inteligencia.


Poesía y literatura no son la misma cosa:


la literatura nace de la invención —de la mentira— y el verso desgrana la verdad en gajos de emoción y de ternura


la poesía es numen creador, dios de la blasfemia, redentor apóstata que nos salva de la equimosis del tiempo


la literatura es aire, dulzura que acaricia, mas el poema es luz que de tan pura hiere, resplandor que revela la negrura del alma, que inquieta las pupilas, deforma los cartílagos y purifica el tuétano del dolor.


Poesía y literatura no son la misma cosa:


matrimonio es la letra, es la ley, el contrato: la poesía es la puta, es la amante que nos lame el sexo, que destruye firmezas, que esconde entre sus muslos la flor de una pasión


la poesía es la absenta, Baudelaire y el ajenjo, es la pipa de kif, el incesto y el hambre, el mendigo y un grito en el filo imposible de una navaja de afeitar


literatura es la siembra, esperanza y futuro, recolección y vendimia: en el verso más puro sólo hallamos un páramo que jamás nos consuela, donde no hay confianza ni aliento ni promesa, sólo cáncer y sueño, contraseña que esconde la medida del miedo.


Poesía y literatura no son la misma cosa:


claro está que hablo de lo que escriben los poetas, esos poetas que dejan la vida crucificada en las palabras: Juan de Yepes, César Vallejo, Blas de Otero...


esos poetas que escriben con la sangre y con el pulso de la muerte: Jorge Manrique, Garcilaso, el gran Aldana...


poetas del desamparo y la amargura: voces anómimas que gimen al compás de una guitarra....


poetas para el clamor y la memoria: Quevedo, Rosalía, Machado, García Lorca...


Poesía y literatura no son la misma cosa:


no, porque escribir como ellos escriben le cuesta a uno la vida.


Ramón García Mateos




Óleo de César Vallejo por Bruno Portuguez Nolasco