miércoles, 29 de agosto de 2012

Presentación de "Baza de copas. Ajuste de cuentas" en la Biblioteca de Cambrils


El 21 de septiembre, a las 19 hs., Ramón García Mateos presentará su libro "Baza de copas. Ajuste de cuentas", editado por Castalia, en la Biblioteca de Cambrils. 

Esta obra recibió el Premio Tiflos de Literatura 2012  en la Categoría Cuento.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Malos tiempos, de Ramón García Mateos, en la voz de María García Esperón



Además una cosa:
El poeta está ahí
para que el árbol no crezca torcido.
Nicanor Parra

Malos tiempos. Malos tiempos cuando la poesía no sirve para nada. Poesía como un grito, navajazo que saja la pupila del tiempo. Cantar de amigo. Canto de albada. El poeta es un ser ridículo que siente su desvalimiento con palabras. Tiempos oscuros. Nadie canta entre las ruinas este tiempo. Gemimos complacientes con nuestro dolor inútil. Silbamos en re menor melodías lastimeras al borde del abismo. Huimos del mundo para emboscarnos entre las sombras de nuestra cobardía cómplice. Tiempos oscuros. Malos tiempos cuando la poesía no sirve para nada. Poesía seminal para preñar el vientre del asombro., un sexo en erección desmesurado. Tristes endechas. Luz de enramada. El poeta es siempre apócrifo de sí mismo, triste actor de su propia tragedia. Silencio entre los escombros de la casa común de las palabras. Y entre los despojos de la libertad. Habrá que remediarlo. Y en voz alta.


(C) Ramón García Mateos

EN: Daguerrotipos moderadamente apócrifos
II PREMIO IBEROAMERICANO DE POESÍA JUEGOS FLORALES DE TEGUCIGALPA 2011

sábado, 4 de agosto de 2012

"Yo no tengo patria", de Ramón García Mateos, en la voz de María García Esperón


A Chicho Sánchez Ferlosio.
Escuchando a Jorge Drexler.


Yo no tengo patria. Habito en la casa común de las palabras. Errante y nómada. Pude nacer berebere en el desierto, con aroma de té verde y jazmín entre las manos, albahaca y cilantro en la memoria. Vagabundo por las dunas de alheña de tu cuerpo. Desterrado del tiempo de los héroes. Nómada y errante. Entré en España en los albores del siglo XV, acunado por los cantos ondulantes de viejas egipcianas: anduve los caminos, azotaron mi cuerpo, grabaron con fuego mi conciencia, cortaron finalmente mis orejas. Errante y nómada. Salí de mi casa, con patio y con aljibe, y me llevé una llave que guardaba la sombra del recuerdo: Sefarad con luz de limoneros y una estrella de David sobre mi puerta, señal de sangre y augurio de la muerte. Como en Berlín, como en Varsovia. Errante. Nómada. Crucé allende los mares en la bodega de un barco caribeño, con la quimera del pobre de encontrar El Dorado en las Américas, hasta un bohío muy cerca de Cienfuegos: azúcar, ron de caña, hambre, mucha hambre, y un augurio de sueño y rebeldía. Nómada. Errante. Y regresé de nuevo, salí de la Argentina, de Chile, de Uruguay… huyendo de la necesidad y los tiranos, susurrando una vieja tonada en prolongados insomnios de sangre y de terror, retornando en la noche, allí, a la ESMA, hierro en mi carne, hijos de puta, cuánto dolor y cuánto miedo, de regreso otra vez. Errante y nómada. Me llamaron sudaca, charnego, indio, maqueto y, hasta un día, con tono despectivo, me gritaron al rostro: castellano. Trabajé de peón y jornalero por un pobre salario de emigrante. De sombra a sombra. Nómada y errante. Hago mía su canción, con aires de milonga melancólica:

Perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé qué Dios es el mío
ni cuáles son mis hermanos.

Errante y nómada. Habito en la casa común de las palabras. Yo no tengo patria.


(C) Ramón García Mateos. Daguerrotipos moderadamente apócrifos
Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa

jueves, 2 de agosto de 2012

Don Atilano, por Ramón García Mateos

Antón Castro ha publicado en su blog el cuento "Don Atilano", de Ramón García Mateos, perteneciente al libro Baza de copas. Ajuste de Cuentas editado por Edhasa/Castalia. Este obra ha sido galardonada con el Premio Tiflos de Cuento 2012

Compartimos aquí un fragmento del mismo: 

Don Atilano era maestro nacional en Ariza, a la orilla izquierda del Jalón, en las tierras aragonesas que abren la puerta soriana de Castilla. Don Atilano, en realidad, no parecía don Atilano. Sus apenas treinta años y aquel aire ensimismado y ajeno, siempre fuera del mundo, alejado de la vida social que se le suponía al señor maestro, le imprimían un halo de poeta tísico y neorromántico. Desde que llegó, al final del verano, cuando las eras estaban ya barridas y se hacían los preparativos para la inminente vendimia, estuvo de patrona con la señora Eloína, la vieja sacristana que tradicionalmente recibía en su casa a los funcionarios interinos, o sustitutos, de paso por el pueblo. Su vida se repartía entre la espaciosa y lóbrega habitación con alcoba donde su maltrecho baúl de viaje —heredado del tío Antón, que lo había recibido como dote al ingresar en la Guardia Civil— esperaba nuevos horizontes; el viejo edificio de las Escuelas Nacionales, gemelo de otros muchos de cuando la dictadura de Primo de Rivera; y los largos paseos, siempre en soledad, por los alrededores de Ariza, hasta más allá de la ermita de la Virgen del Amparo, donde, sentado en un berrueco, se pasaba las horas contemplando impasible el horizonte. No es de extrañar, pues, que creciera a su alrededor el murmullo y la maledicencia. Don Atilano no frecuentaba la tertulia del casino, punto de encuentro de las autoridades locales, las fuerzas vivas que decían, ni tenía tampoco demasiado trato con sus compañeros maestros: doña María Luisa, una solterona con aire de lesbiana; doña Cruz, casi al borde de la jubilación; y don Argimiro, el maestro, así, sin adjetivos, el maestro de Ariza. No, nunca tuvo don Atilano cercanía alguna con sus colegas de magisterio. Y la verdad es que la vocación que creyó tener un día se fue diluyendo, poco a poco, en los sucesivos destinos, en las repetidas escuelas, en los diferentes pueblos, siempre distintos, siempre los mismos, monótonamente distintos, desesperadamente iguales. (Seguir leyendo en el blog de Antón Castro). 

 baza de copas: ajuste de cuentas-ramon garcia mateos-9788497405249